miércoles, 11 de marzo de 2009

¿Para todo existe?

Una situación virtual transformada en utopía para un sujeto que aún cree en estrellas

Una teoría de barro, un camión sin ruedas, letras distribuidas como arroz, una sonrisa implícita que se puede encontrar aveces, cuando siento, cuando camino.
Un metal de color rojo que destruye mis manos, un teclado sin función, una pantalla sin luz, un teléfono descolgado y una torre que se cae por culpa de la gente, porque la desarman y quitan palitos y hay muchos que tiritan y se cae un vaso y se quiebra y no hay música y muchos piensan que todo está bien, que solo avance la noche de la forma más rápida que esta pueda, mientras otros cierran ventanas, una tras otra, de la misma forma en que pueden caer las piezas de un dominó y que mientras más bulla existe, mas desolado y angustiante se vuelve el espacio y cada esquina puede considerarse un origen, un punto de partida para comenzar a construir y desde él deducir todo y se va todo como si fuese nada y avanzan días, rápidos y repletos de incapacidad, inclusive podría tratarlos de frustrados y retornar a los pensamientos que hablan de lugares incapaces de motivar, porque cada vez que exista un pero lo podré encontrar y cada vez que quiera ser inseguro, basta con que comience a sentir y recordar que soy un ser humano con todas sus letras y olvidar que soy apático sentimentalmente hablando y de a poco llenar nuevamente cada uno de los espacios quebrados y formar una base que a vista de todos es tan poco sólida y peor aún, reforzarla con papel mojado y de ahí sentir nuevamente el vacío, vacío constante y alucinógeno, angustiante y depresivo, absurdo y silente, mental y oscuro, sin reflejar una simple mirada que me interese y responder preguntas absurdas y no oír lo que realmente quiero escuchar y no contestar las preguntas que me interesa responder y no expresar tangiblemente lo que necesito expulsar.

Una cajetilla vacía y otra con cenizas, artefactos modernos y electrónicos que jamás entenderé, una conversación invisible y frustrada, todo esto pasa por ser estúpido, con lámparas encantadas se podría llegar tan lejos, con alfombras voladoras se podría evitar el estancamiento y con sólo tres o dos palabras unidas me podría llenar de tanta esperanza.