sábado, 28 de agosto de 2010

ie(------>QED<------)ssi

Me pesan los ojos, ese sistema no tenía solución porque el determinante de la matriz de coeficientes era cero, aunque eso podría implicar también que tuviese infinitas soluciones, ¿alguno de los presentes podría debatirmeme este argumento?
Exacto, hemos llegado a una tautología, una trivialidad que no nos aportará información útil para seguir con nuestro desarrollo, ¿qué hacer entonces?, pero indaguen, pero intenten agregandole una dimensión, pero sean autonomos, primero en 2D, luego en 3D y ya en 4D será solamente cuando estemos bajo los efectos de algún alucinogeno.

¿Por qué el mundo me molesta tanto?

Camina pisando hojas y levantando polvo, camina sintiendo miedo y rehuyendo de mi conciencia, intento escapar a diferentes lugares, el infinito negativo sería un excelente refugio, me pongo yo arriba, pongo lo otro abajo y empiezo a golpearlo, a eliminarlo, hago que desaparezca y ... nos volvimos infinito, lo encerramos luego en un parentesis, cualquiera que tengamos a la mano, de llave, redondo o cuadrado y tomamos al inverso aditivo de 1, si oh, el -1, ¿qué hacemos?, pero si es obvio, multiplicamos por él y que nos da... el infinito negativo que tanto anhelaba, mi hogar.

Yo soy el camino, la contradicción, la contingencia, la falsedad, la ausencia de carisma y calor, no conmuto, no asocio, tengo divisores del cero, mis homotesis no preservan formas, mis transformaciones lineales se deslinealizan, ¿pero como tanto?
llueve en mi camino, el día que me engendraron, mis padres estaban ebrios y hacian 40ºC, ni se acuerdan como fue, había que multiplicarse y eso fue lo que hicieron hasta cansarse de intentarlo, maldito milagro de la reproducción, mueran todos los engendros, dejen de copular, cánsense, hay tele, hay matemática, hay alcohol, hay tantas cosas que se pueden hacer... yo hoy me conformo con jugar algo de tenis.

No quiero pensar, no quiero hacer nada, no quiero acordarme de cosas, más aún, quiero morirme y que se acabe todo, o en su defecto desconectarme e ir a vivir bajo un puente y olvidar todo lo que hoy sé, no necesitar nada de lo que tuve alguna vez, olvidarme de sentir y de pensar, no recordar que puedo ser detestable y agotador, no repetir mis argumentos enfermos y solo dormir acurrucado bajo un rincón, no quiero comer, no quiero nada y no quiero querer a nadie, quiero que se corte la luz, quiero solo un poco de agua cada vez que tenga sed, quiero dejar de estar cansado de mí, siempre me dijeron que el cuerpo era la carcel del alma, pero no entiendo por qué ha sido tan larga mi condena.

viernes, 27 de agosto de 2010

Oh por dios!!!!!!!!! creo que esta vez lo he hecho más mal que la vez anterior, esto me dejará menos vivo que ayer.
tú cada día te ves mas hermosa.

viernes, 20 de agosto de 2010

Soy tu (segundo) revolver

Capitulo II

Estoy aquí con mis ojos y manos cubiertas de sangre, lleno de dudas y miedos, este último tiempo han ocurrido cosas tan extrañas que me cuesta entender más que antes el por qué de todo.
Luego de la muerte de Álida, todo el mundo cambio, mejor dicho volvió a ser como siempre, pero después de un par de meses comenzaron a suceder cosas extrañas, que ahora, después de mucho tiempo he logrado comprender.
En este preciso momento acabo de terminar una batalla que casi me saca de este mundo, tuve suerte, ese ser endemoniado me dejó plagado de miedos.
Retomé mi rutina de muerte, eso si, ahora en una nueva ciudad, siguió mi vida tal como la conocen todos,, estaba trabajando a un ritmo jamás antes visto, incluso insospechado, aumento el número de personas que creyó en mi camino
En una de esas salidas nocturnas, ocurrió algo, llegué a la parte posterior de la catedral, donde siempre estaba plagado de mendigos, gente innecesaria e infeliz. Sentí un leve movimiento me acerqué tomando todas las precauciones necesarias, mientras más me acercaba algo de ansiedad invadía mi mente. Al estar parado frente a este bulto, esperé unos cuantos segundos para ver que pasaba, pero no había ninguna reacción, de una patada alejé todos los cartones y periódicos, debajo de toda está basura encontré un mendigo, pero este agonizaba, miré su rostro y era una persona joven, lo verdaderamente extraño fue cuando miré atentamente sus ojos y tenía pintado sus parpados con sangre al igual que yo, no encontré ninguna respuesta, mientras esperaba lo estaba haciendo sufrir, decidí apuntar con mi revolver, él giró su cuerpo y dejó a la vista su mano en la que sólo conservaba el dedo índice. No podía entender lo que pasaba, sin pensarlo más, levanté el revolver, apunté hacia su frente y disparé.
Traté de sacar el máximo de conclusiones, pero no, nada.
Los días continuaron sin contarme nada, se ocultaba el sol y yo salía trás él, la niebla de ese invierno era increíble, se colaba profundamente en mí y además ocultaba cada uno de mis pasos, permitiéndome caminar por todas partes sin ser visto.
Esa noche otra victima estaba ante mis ojos, no recuerdo exactamente como me acerqué a él, creo que estaba de espaldas. Toqué su hombro y volteó su rostro, vi sus parpados teñidos de rojo con sangre, ver esto fue como un ataque directo a mi cabeza, comencé a retroceder torpemente, él se acercaba a mí, pedía auxilio, estiraba sus manos para tocarme, al caminar apenas levantaba los pies, yo temblaba y al retroceder caí, este sujeto ya estaba casi sobre mí, no podía defenderme, el sable que guardaba bajo mi abrigo, era sólo un trozo de metal inservible. En ese momento mientras se producía esta eterna agonía, miré el rostro del sujeto, volví a notar sus parpados sangrientos, pero también vi como la sangre brotaba de su cara, mejor dicho del lugar donde debían estar sus ojos, pues los de él ya no estaban ahí, grité de espanto, realmente ni siquiera sabía lo que quería de mí, tal vez sólo que lo matase, pero yo no podía , ver sus ojos me anulaba. Me resigne a esperar a que sucediese lo que fuera, cuando escuché un fulminante disparo que dio certeramente en el cráneo de esta porquería de persona, quien cayó inerte sobre mí. El disparo venía desde las alturas, como ya no veía los ojos del sujeto, logré recuperar mis movimientos y comencé a buscar por cada rincón a quien me había disparado, pero no había nada. Misteriosamente desde el rincón más oscuro y lejano, una silueta se asomó, no podía distinguir nada, sin darme cuenta vi que estaba sobre mí y me impactó de lleno con su hombro. Como yo no esperaba esta reacción caí duramente al suelo y me azoté con la muralla, el tipo me miraba, pero yo no podía ver su rostro, sacó un cuchillo y lo lanzó, el cual dio certeramente en mi oreja, extirpándola completamente de mi cabeza, salía demasiada sangre traté de cubrir la herida con mis manos y era imposible, cuando volvía a dirigir mi mirada hacía el lugar donde estaba el sujeto, ya no había nada, desapareció, el único rastro que dejó fue el par de ojos que había extirpado del sujeto que acababa de morir.
Por un lado tenia un dolor infernal y por otro no sabía que era lo que realmente pasaba, alguien me seguía y no sabía porque ¿por qué no me mató?
Jamás sentí tanto temor y deseos de morir como en ese momento.
Ahora todas mis victimas tenían los ojos pintados con sangre y alguna muestra de daños físicos, por más que buscaba por mis alrededores no podía dar con el ser que provocaba todo esto.
Esa noche había una gigante, redonda y amarilla luna. El miedo en mí ya era casi como respirar, producto de la oscuridad no podía ver exactamente cada lugar del suelo, sólo me hizo dar cuenta de algo extraño, el sentir que al pisar, mi pie estaba sobre algo. Me incliné para ver lo que era, lo tomé entre mis manos y lo acerqué a mis ojos, era un dedo, primero pensé que había sido arrancado por un objeto corto punzante, pero al observar detenidamente distinguí como se marcaban en ellos dientes y colmillos. Este hecho sólo causó una inmensa sorpresa y ansiedad de saber quien era el causante.Miré alrededor, no me había percatado, había un camino de dedos, ojos y orejas indicándome la ruta a seguir, obviamente todas estas habían sido arrancados de la misma forma en que las anteriores.
Gotas de sangre que adornaban el piso, daban un efecto que hacía resaltar las esculturas que estaban por alrededor.
Estaba seguro que este camino me llevaría hacía el ser que buscaba, llegué al final ya estaba todo muy oscuro, no podía distinguir nada, sentí que era el final de esta especie de callejón, pues choque con una muralla y ya no tenia para donde seguir caminando, salvo retroceder. Trataba de tocar con mis manos para poder guiarme, sentí que ahora a quien tocaban era a mí, comencé a mover mis manos para alejar esto que me tocaba, eran seres humanos, algo o alguien encendió una antorcha, la cual iluminó el lugar, vi todos esos seres casi inertes caminando de un lado a otro, cayendo y chocando contra todo, tratando de escapar, me rodeaban, yo me desesperaba cada vez más, el camino que me había guiado hasta aquí estaba formado precisamente con los dedos, orejas y ojos de estas personas. Nuevamente vi que tenían los parpados pintados con sangre, como ya tenía la experiencia anterior, saqué el revolver, cerré mis ojos y comencé a disparar a mi alrededor, abrí los ojos, había derribado a cuatro, volví a cerrar mis ojos, pues ya sabía donde estaba el quinto sujeto, saqué un cuchillo y me abalancé sobre él, atravesé 3 veces su cuello, por fin los había exterminado a todos, pero estaba seguro de que aún faltaba lo peor.
Igual que en nuestro primer contacto lo primero que vi fue su oscura silueta, ahora lentamente se acercaba hacia mí, estaba atento esperando a que atacara, yo tenia el cuchillo en mi mano, el venia con un revolver y una densa neblina lo seguía. Decidí esperar a que él me atacara, pero al parecer él esperaba lo mismo, se sentó en un rincón y levantó su revolver, inmediatamente me revolqué por el piso y logre evitar las balas, cuando terminó le arrojé mi cuchillo, con el que le di en uno de sus brazos, dio un gigantesco grito, tiró su revolver al piso y tomo otro, dirigió una nueva ráfaga de disparos sobre mí. Esta vez me dio en ambas piernas y en un brazo, caí, al parecer mi muerte ya estaba escrita, al caer una piedra quedó al alcance de mi mano, la tomé y se la arrojé, lo golpee en la cabeza. Al acercarse a mí, me golpeó con sus pies, me arrastró por todos lados, creí estar apunto de perder el conocimiento, dejó de golpearme y me tomó con sus brazos para apoyarme en la muralla, sacó un frasco del bolsillo derecho de su abrigo y tomó cinco pastillas, abrió mi boca y me las dio, las tragué, ya casi no tenia defensas, pensé que moría, en esta especie de agonía vi nuevamente el rostro de Álida, sentí su aroma, y si este era el día de mi muerte por lo menos tenía un excelente recuerdo en mi mente. Mi lucidez era mínima, pude ver que tomó mi mano y con el cuchillo que le había lanzado, comenzó a cortar cada uno de mis dedos, las pastillas que me había dado ya habían hecho efecto, no sentía dolor, sólo asco, ¡Alida por favor llevame luego!
Cortó cada uno de mis dedos, sólo dejó el índice de mi mano derecha, estaba bañado en sangre. Y comenzó a hablarme, poco logro retener de sus palabras, sólo que estuvo años esperando por mí, para que lo liberara, creció y yo jamás llegué el no podía matarse, trató de saciarse matando a los demás, nació su odio por mí, pero él sabia que sólo yo podía hacerlo, algo faltaba y este era su golpe maestro.
Sacó el revolver que tenia en su bolsillo y lo ató a mi mano en la cual estaba sólo mi dedo índice, la amarró como pudo y puso mi dedo en el gatillo, me dijo que lo hiciera, en esos momentos Álida estaba más presente que nunca en mí, ella me dio la fuerza.
Él grito: “hazlo tu eres mi revolver”, puso su boca en el revolver y mi Alida amada jaló el gatillo junto a mí, salió la bala y el sujeto cayó sobre mi, ahora nuestra sangre se mezclaba. Mis fuerzas ya se iban, cerré mis ojos esperando a que la muerte viniese por mí.

martes, 10 de agosto de 2010

Soy tu revolver

Capitulo I

Ya no quiero vivir más, eso es lo único que sé. Cada día es más largo y todo es cada vez más gris, los caminos se cierran y la niebla se hace cada vez más intensa. El vivir para "salvar" a los demás me angustia ¿y quien me salva? Siento que cada paso que doy me acerca al infierno, pero ¿qué puedo hacer si es lo que ellos quieren?
Aún recuerdo como comenzó, todos creen que soy lo peor, que para mí es fácil, pero no jamás lo ha sido. Mi único consuelo es que cada alma liberada agradece mi forma de actuar.
Caminaba tarde por un lugar oscuro, por mi mente pasaban mil cosas, sólo el destino era quien me guiaba hasta allí.
Detrás de unos arbustos lo vi, botado y lleno de sangre, me acerqué y noté que sólo le quedaba morir. Decidí buscar a alguien para que lo ayudase, de pronto escuché como me llamó, lo miré y vi las convulsiones de su cuerpo, no sé como fue capaz de gritarme, pero lo más sorprendente fue cuando me habló y me dijo que lo hiciera, me pregunté: “¿hacer qué? “.
Era claro que moriría, lo importante era saber como.
Si seguía ahí tal vez agonizaría por 1 ó 2 horas y el dolor se haría cada vez más intenso. Su cara me hacia notar su sufrimiento y de pronto volvió a gritar y dijo: " eres mí revolver ", esas palabras no hicieron más que confirmar mi idea.
El lugar estaba vacío, caminé 4 metros y encontré un tronco, lo tomé y me dirigí hacia él. Sentí temor, pero luego lo olvidé y una extraña sensación me invadió, creo que se aceleraron mis pulsaciones, mis ojos no veían nada más que su cuerpo, me sentía sumamente eufórico y excitado al saber lo que iba a hacer. Dejé el tronco a dos centímetros de su cabeza y noté como se coagulaba la sangre que había perdido. Tomé un poco con mis dedos y pinté mis ojos, luego lo hice.
Tomé su cabeza y la apoyé en el tronco. Ya estaba todo preparado para mi acto. Primero vi su rostro y rogué a Dios por su alma, vi que el necesitaba que lo hiciera. Roté su cabeza hacia el lado derecho, medité por tres segundos, levanté mi pie y golpee certeramente su cuello con la planta de mi zapato. Él ni siquiera pudo gritar, pues en el momento en que quebré su cuello, murió. Lo hice descansar en paz, terminé con su prolongado sufrimiento.
Después de hacer esto me fui, muchas ideas comenzaron a llegar a mi cabeza, pero la que más me atrajo, fue saber que por fin había encontrado la misión por la cual dios me había enviado a este lugar, y esta era salvar almas del dolor y el sufrimiento, de algún lugar vendría la fuerza y sólo el destino me haría llegar hacia donde me necesitasen.
Maté hombres, mujeres y niños. Me hice diario visitador de hospitales, consultas psiquiátricas, centros sociales y de rehabilitación, incluso cementerios. Con el tiempo adquirí más poderes y ya no era necesario que me pidieran morir, podía sentir el dolor y el deseo, ahora sólo actuaba. Sé que hacia el bien.
También me hice frecuente visitador de hogares de acogida para mujeres, aquí conocí a Anabelle, una mujer a la que la vida jamás le había sonreído, cuando la maté tenia ocho meses de embarazo. Logramos hacernos amigos, pero siempre traté de mantener distancia, mi trabajo me impedía tener relaciones muy íntimas. Ella jamás me confesó que quería morir, pero por lo que había vivido era obvio que este era su sueño más anhelado.
Me contó que el bebe que esperaba era producto de una violación, que odiaba a ese ser que crecía cada vez más dentro de su cuerpo, que al mirar su abultado abdomen se acordaba del asqueroso que la había violado y de ese podrido día. Si ese niño vivía con ella, jamás lo amaría. Me habló de lo sucia que sentía. Yo sólo la escuchaba, jamás la aconsejé, pero todo hacia indicar que debía actuar, pues era obvio, en primer lugar tenia una mujer que había perdido el amor por la vida, odiaba al mundo y era totalmente infeliz, y por otro lado estaba el niño que llegaría a un mundo sólo a sufrir, donde no se le entregaría amor, sino que odio. En este caso fue adelantar mi trabajo.
La invité a salir, aceptó. Comencé a leer libros de muertes rápidas y compré algunas armas, medicamentos, venenos y tóxicos. La llevé a mi casa y le ofrecí algo de tomar, fui a la cocina a preparar la solución y la vertí en su café. Primero tomó una cucharadita muy pequeña, pero eso no bastaría para morir. Me dijo que tenía un sabor muy malo y asqueroso, le dije que se me había olvidado el azúcar. Tomé el cuchillo que estaba en la mesa, disimulé, al estar ella distraída di un certero corte en su muñeca, con la sangre que salió pude pintar mis ojos…. Ella se levantó de la silla y gritaba como endemoniada, no pudo escapar todas las puertas estaban cerradas. Tomé la taza y me dirigí hacia ella, le dije que no temiera, que todo esto era por su bien y el bien del niño. La tomé por la cintura y dirigí la taza con el líquido hasta su boca. Me costó un poco que la bebiera, pero el golpe que le di en su abdomen facilito la situación. La solté y comenzó a escupir y a agarrar su cuello con ambas manos, luego cayó al suelo y murió.
Me incliné a su lado, la persigne y luego dijo: “ya puedes descansar en paz”.
Hice un agujero en el patio de mi casa y la enterré, luego de este día jamás regresé ahí, me alejé del centro de mujeres y tuve que escapar de esta región, pues la policía me buscaba. La oscuridad se transformó en mi única aliada.
Mis ganas de morir crecían exponencialmente, pero no podía, el mundo aun necesitaba mi labor.
Viví todo este tiempo como un fugitivo, fui tratado como el peor de los delincuentes. Recordar que Jesús también había sido perseguido, hizo darme cuenta que lo mió estaba bien, me transformé en el hijo de Dios, pues yo era su mano en la tierra que estaba encargada de salvar almas perdidas en el sufrimiento.
Como olvidar cuando empuje a ese tipo a la línea del tren. Inmediatamente cuando lo vi llegar, olí su deseo de muerte, pero él no tenia la fuerza para hacerlo. Me senté a observar como estaba parado ahí, estuvo 10 minutos mirando el suelo, yo creo que buscando el lugar de donde poder sacar el valor para hacerlo, pero no lo encontraba. Lo llamé y se sentó a mi lado, conversamos mucho, luego vio el tren a lo lejos venir y me dijo que se debía ir, pero que lo más probable es que no llegase al lugar donde quería llegar. Primero le pedí un poco de sangre. Le entregué un cuchillo y cortó la palma de su mano, la puso sobre la mía, vi deseo de su parte hacia a mí. Inicié el rito, pinté mis ojos y me invoqué a dios. Él se fue en dirección a la línea del tren. Yo caminé tras de él, cuando se detuvo corrí, el tren ya estaba a pocos metros, le di una patada en la espalda y cayo en la línea ferroviaria justo en el momento en que el tren pasaba por ahí, lo arroyó, saltó mucha sangre, por suerte un poco cayó sobre mi cara. Miré al cielo, di gracias a Dios y corrí.
Comencé a preparar formas especiales para matar, ponerles un toque de arte y creo que en muchas ocasiones lo logré. Como esa vez cuando corte la cabeza de ese sujeto. Apoyé su cuerpo inerte en la muralla y entre sus dos manos puse su cabeza. Sus ojos dirigían la mirada hacia el lugar donde debía estar su cabeza y por sus manos chorreaba mucha sangre. Saqué un par de fotos, pues esta manifestación artística era única.
Me comencé a sentir sólo, mis plegarias hacia Dios ya no eran escuchadas, él no era quien me guiaba, talvez notó que lo superé.
Mi diario vivir se hacia cada vez más difícil, no podía estar dos días seguidos en el mismo lugar.
Todo hacia indicar, que me estaba transformando en un Dios. Escondido en el anonimato, lleve a cabo mi labor, entre callejones bajo la luz de la luna y las estrellas viví, ya jamás pensé en mí, me transformé en un ser sin ser, perdí mi forma de sentir, olvidé hasta como llorar y reír.
Mis viajes nocturnos eran cada vez más largos, caminaba horas y horas, dejando mi rastro de muerte por todos lados. En una de esas jornadas la vi, sentada sola en un rincón, inmediatamente me acerqué, pues pensé que necesitaba mi ayuda, logré que conversara conmigo. De pronto miré sus ojos y estaban plagados de un inmenso dolor, pero tenían algo más, un no sé que, esa mirada hizo sentirme persona después de muchos años, recordé que podía sentir, no podía entender lo que realmente pasaba por mí, lo fuerte fue cuando ella me confesó que deseaba morir, … y así comenzó todo…ella era Álida.
Por primera vez luego de muchos años, dudé en lo que tenía que hacer, ese día no pude hacer lo que ella anhelaba.
Me fui y la dejé sola, me contó que todos los días estaría ahí, así fue como cada noche entre la oscuridad y la soledad me aparecía por este lugar.
Me habló de su vida, y yo miraba sus labios, jamás me enseño una sonrisa, sus mejillas tenían un color celeste tan bello, cada día me gustaba más y encontraba nuevos detalles en su rostro, como por ejemplo sus cejas de color claro, sus parpados eran casi transparentes, su nariz era perfecta y me encantaba su voz.
Ella era menos persona que yo, sólo me hablaba de muerte y sufrimiento, hice algo que jamás pensé, le hablé de vida, de que con su aura podía llegar muy lejos, que pensara en un mañana mejor, pero nada la hacia cambiar su idea.
Ya llevaba 5 días sin salvar almas errantes, me estaba transformando en otro, por culpa de este ser que salio de la nada, pensé en cambiar mi forma de vida y dedicársela a ella, hasta último momento lo pensé.
Ella no tenía el valor para quitar su vida, si ella moría dejaría a muchas personas sufriendo, pero por alguna extraña razón ella jamás pudo ser feliz, lo intentó hacer muchas veces, pero la oscuridad de su mente era superior. Escapaba todas las noches de su hogar para meditar y tener un momento de soledad, hasta que me conoció, me vio como un amigo, yo la vi como algo más. Por más que trataba de hacerle entender, no podía, pensé incluso en pedirle que se transformara en mi ayudante, pero esas manos tan frágiles y esa mirada tan dulce serian incapaz de matar a alguien, ella era superior en este mundo.
Pasaron tres semanas con esta rutina, yo la extrañaba cada vez más, hubo días en que llegué antes que ella, sólo para poder verla una noche más.
Ese día yo desperté con una extraña sensación, miraba el cielo y este estaba rojo, me vestí y salí en busca de alguien, llevaba dos meses sin hacer nada, pero en verdad ya no quería, por primera vez en mi vida quería vivir. No encontré a nadie que necesitara. Se hizo tarde, más de lo normal, y la hora de nuestro encuentro por fin llegaba, me dirigí hacia donde ella, y la vi. Colgaba inerte de una cuerda, no podía creer lo que estaba viendo, estuve durante tres minutos sin poder moverme, veía su cara y pedía que por favor no fuera ella, pero si era, tenia la misma belleza de siempre, su hermoso pelo claro cubría el lado derecho de su rostro. Me acerqué tomé su mano y luego la baje, muchas lagrimas cayeron de mis ojos, le di un beso, tome un cuchillo e hice un corte en su cuello, bebí un poco de su sangre luego hice lo de siempre, tomé un poco con mis dedos y pinté mis ojos, finalmente me fui.
Luego de esto vi que este mundo no es para sentir, y volví a lo que jamás debí haber dejado de ser, “tu revolver”, con este hecho se produjo, la perdida de la ultima gota de sentimientos que quedaba dentro de mi corazón, mi sangre y mi amor se fueron con ella, volvieron mis ganas de morir y de matar.
Ahora soy el de siempre, volví para no irme jamás, además ahora nada me hará dudar, ya no siento y jamás lo haré, así es que si te encuentras sufriendo solo en algún lugar, y no tienes la fuerza para hacerlo, solo piensa en mí, y esas señales me harán llegar a ti y haré lo que tanto anhelas, ¡te mataré! por que no lo olvides,…yo soy tu revolver.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Soy tu revolver

Prologo

Más que una tranquila jornada, ese día había algo extraño, algo que rondaba en el entorno, algo que se percibía al respirar.
Estaba con mis amigos y todo estaba listo para llevar acabo nuestra gran celebración. Conversamos, reímos, cantamos y sobretodo bebimos demasiado alcohol.
Ya era cerca de las 5 de la mañana, cuando envalentonados por el alcohol, decidimos viajar hacia la parcela de uno de mis amigos.
Encendimos el motor del auto, nos subimos en él y partimos. Si ya habíamos bebido mucho, lo que bebimos en este viaje no era ni siquiera comparable, pues era casi el triple.
Ese día los excesos nos seguían, una fuerte señal que en ningún momento notamos, luego llegó la espesa niebla, al parecer esto no fue un problema para mi amigo que conducía, pues él seguía manejando a alta velocidad, sin notar ningún problema. Luego de dos horas llegamos a la casa, entramos al patio y nos bajamos del auto, yo seguí bebiendo como si en esa botella hubiese agua y quería más.
Al principio estuvimos solos en el patio, extrañamente parados en un lugar súper reducido, misteriosamente la niebla había desaparecido por completo, luego decidimos entrar a la casa, pues al parecer hacía algo de frió, a pesar de tener en nuestro poder la llave, nos costó enormemente abrir la puerta, finalmente lo logramos, al entrar en ella, el frió ya no existía, una cálida sensación azotó mi cara y creo que la de todos, al igual que afuera, nuevamente acá estuvimos los 5 ubicados en un lugar reducido y de hecho ni siquiera nos sentamos, algo extraño pues en este lugar todos nos sentíamos como en nuestra casa, por lo general hacíamos lo que queríamos. Ni siquiera ocupamos vasos para tomar, yo vomite en el suelo para poder seguir tomando, creo que alguno de mis amigos también lo hizo,…otro exceso.
Después de estar poco más de una hora, uno de mis amigos se encerró en una de las habitaciones con su novia y comenzaron a tener sexo, podíamos oír sus gemidos. Jamás había pasado algo así entre nosotros, quizá por que esta vez era distinta, tal vez esta no era la casa de siempre, me sentía distinto, talvez por eso no hice las cosas que comúnmente hacia, podía ver la cara de preocupación de uno de mis amigos, el no bebió y sólo quería irse de este lugar.
Todos menos yo querían irse, algo me ataba, jamás pude decir qué, me tomaron entre tres y me subieron al auto, yo sólo quería quedarme y seguir sintiendo esa extraña sensación, ellos no me lo permitieron, me resigne a que debía irme, entré al auto me senté y dormí, cuando desperté ya estaba en la puerta de mi casa, como si todo lo que había pasado hace un par de horas hubiese sido un sueño, un maldito y estupido sueño.
Luego de este día todo cambio, lentamente nos comenzamos a alejar, hasta que un día lo que existió entre nosotros era nada, empezó a nacer mi soledad, angustia y tristeza, luego escapé de esta vida y decidí empezar otra, sin nadie más que yo y en eso es en lo que estoy hoy.