Un niño juega sobre una montaña rusa, está tan feliz comiendo algodon mientras espera que esta comience su ruta.
Una vez en el maximo, se rompen los rieles y la persona que lo acompaña no es conocida y comienza un llanto desesperado, nadie lo oye porque todos gritan psicóticamente, son segundos mortales de angustia. El niño ruega a Dios por la ocurrencia de un milagro, se oye un trueno y se abren dos nubes, aparece un helicóptero rosado, lo rescatan ileso, mientras él no suelta su algodon.
En gratitud a tan maravillosos milagro, este niño decide convertirse en monja y hacer ostias con sabor a chocolate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario