12. Todos contra los impares

(Ene había utilizado el cuchillo para arreglar el ventilador de su pieza que se le había atorado un cuesco de guinda (creo que ese cuesco lo tiré yo).
Yo arrojé el cuchillo al suelo y sentía temor al verlo, al saber que estaba ahí. Para dormir tranquilo cubrí mis ojos con la almohada.
Dormí con Ene, soñé con ella y con su espalda. Esto podría ser considerado ideal, pero lo que reflejaba mi subconsciente no era así. Una herida en sus manos y yo sangraba en el piso, mientras ella escapaba lentamente. Yo quería salir del sueño y luchaba con mis pulmones y manos, desperté sudado, viendo sombras en la muralla y sonidos en mi oído, me aferré fuertemente a Ene y ella despertó, me apretó tanto, que me sentí protegido por ella, la amé en ese instante, en esa humedad de mi cuerpo sólo ella era capaz de secarla y mezclarme en lo suyo. Esa noche sentí como ella me amaba y como era capaz de hacerlo todo por mí. Tal vez la vida en un mundo de a dos, sería perfecta. Hicimos el amor y me cuido al terminar, fue mía más que nunca y en ese temor previo, yo más de ella a la vez. Ella es la mujer que amo cuando nada existe, somos sólo nosotros.
Cuando desperté en la mañana, fui hacia el PC y busqué información sobre los sueños, buscando las características del mio, esta imagen fue la que encontré)




Ene mi amor, mi vida, mi cielo, mi botón celeste, esto es tuyo, sólo para ti y nadie más:

Cerca estás
Si supieras lo fácil que me puedo inclinar
Rozo el piso
Cerrando los ojos para hacerlo oscuro

Te veo, necesariamente para cerrar agujeros
Para estar otra vez en lo que es nuestro
Pero no mires, las sombras reflejan siluetas malvadas
Esto debe ser parte del sentido
Como tú en mí

En un momento podría haber contado mi día
Y actualizarte en el instante cero
Sobretodo haber sentido tu aire
Además en arena navegar y en sequía beber
En la muerte existir
Hacer lo extraño en el último segundo
Podíamos manejarnos diferente


Para encontrarme en terror lo que viene es suficiente. Mientras oscurecía una graduación puntiaguda en el cielo, diferentes formas amarillas y se acercaban. El entorno y la atmósfera trataban de dibujar melodías oblicuas, estas ingresaban y todo hacia evocar tu esencia, en la concavidad de lo que estaba.
Era ella, la de siempre, la que estaba en mí mientras todo se hacia. Luces estelares me entregaban tu forma y a diferencia de todo sé que esta apatía no es real, eres el amor de mi fondo rugoso, para mí y para llenar los espacios alternados.
Era ella, para mi cumplir en este hoy diverso y alejado ¿recuerdas como yo inventaba por ti en la oscuridad para que nadie más lo hiciera? de verdad que nadie tenía por qué vernos.
Y lo del cielo con sus sonidos te aferraba más a mí, eres inexistencia que escapa, que me niega y que me olvida. Eres de mí porque calzas lo que tengo, mi membrana vibra más fuerte para tu voz, sé oírte despacio en el bullicio de la multitud, porque aunque nadie lo sepa, tú sigues siendo de mí y aunque me mienta en creer esto, deseo este engaño antes que vivir en olvido o sufrir pensado que eres la claridad del plasma para mi sangre, en mentira y en verdad, tu existes cuando abro y cierro los ojos.
Eso es para ti amor a lo lejos y antes de que el cielo continúe moviendo su franja.


En esta nueva migración